Planear para la incertidumbre

Es común ver en un mercado que la métrica de fracaso es sumamente alta sobre cualquier tipo de avance que se quiera generar y en cualquier rango de tiempo. Ya sea de una nueva compañía, un nuevo producto, unidades de negocio, etc. Los supervivientes siempre serán una tasa mínima en comparación con todos los intentos y la regla siempre será el cambio que genere un nuevo intento que exponga a ese evento a la probabilidad de ser exitoso nuevamente. Si ese es el caso, ¿por qué seguimos planeando de manera determinística?

Una explicación puede ser que la mente del ser humano no esté fabricada para planear ante un universo aleatorio. Lo contrario puede tener sentido en escenarios donde haya una alta probabilidad de ocurrencia, como puede ser el caso de escenarios de mercado completamente conocidos, en donde se tiene que conocer por experiencia previa las condiciones para llevar a cabo con éxito el intento. Pero si no hay experiencia previa, tendremos que modificar nuestra manera de planear para incluir la mayor cantidad de escenarios que se separen de nuestra intuición, ya que esta tendría poca validés sin intentos previos que la justifiquen.

Planear para la incertidumbre incluye recopilar información estadísticamente válida y eliminar la mayor cantidad de sesgos posibles, lo que requeriría a la vez descartar información que genere ruido y apoyarse en herramientas computacionales que hagan este proceso más fácil. Lo anterior podría generar una cantidad de contradicciones en su desarrollo, lo que probablemente llevaría a que el intento se ejecute con la misma probabilidad de éxito, pero sin duda nos prepararía más para el resultado y un nuevo intento mejorado, en vez de permanecer en las mismas condiciones sin saber cuales fueron los fallos.

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